Me encantaba dibujar en tu espalda un tequiero con caligrafía de niña. Amaba tu andar descuidado y el ángulo que se formaba entre tu cabeza y tu cuello al girarte cuando me iba.
Odiaba el sabor a menta de tus labios, pero lo convertí en un vicio inconfesable.
Me gustaba aplastar con el dedo índice ese mechón acaracolado y rebelde que emergía de tu pelo.
Nunca dejé de extrañar tus huellas en mis huesos
Me encanto, muy lindo lo que escribiste, tranquila nadie puede ser duro contigo porque escribes muy bien. Saludos y mucha suerte (: