La culpa se posaba en su espalda como un abrigo de piel de 1800 kilos.
La punta escarlata de sus tacones arañaba chicles masticados en la acera, como su vida.
Las lágrimas se condensaban en forma de niebla sobre su melena indefinible, enredada en imposibles.
Carteles de un luminoso fluorescente le hacen la competencia a sus ojos brillantes.
Llevan días llorando.
Ahora hay niebla, y brillan más aún.
Quién sabe por cuanto tiempo. Quién sabe nada en esta vida que ata y mata y oxida corazones de hojalata.
Vive por segundos, no desperdicies tu vida en oportunidades que no llegaran, no dejes que tu corazón se rompa, normalmente sólo se dobla. Con el tiempo recupera su forma original.
muuuuuuuuuuchisimas gracias por pasarte por mi blog el tuyo me encanta nos seguimso? un beso
Hermosa entrada, me encanto el blog. Te sigo ♥ mucha suerte, un beso.
Gracias por pasaros♥
Muchos muchos besos!